Más allá
del chavismo o de la oposición venezolana, de la manía de los altos “líderes
políticos” de dividir a los venezolanos, de hasta inclusive la fantasía de mi
padre de defender a capa y espada su ideal, incluso por encima de una realidad
que pudiese gritar: ¡la cosa no está bien!... Mi padre, ya bastante mayor, un
hombre grande, serio y militante del Partido Unido de Venezuela (PSUV). Establece conversaciones con la disputa entre
la oposición y el chavismo (claro, respetando la opinión del otro), paseándose
por el pueblo como un chavista, desfilando siempre con su camisa de color rojo.
Más allá de eso, él desde el tiempo que llevo conociéndole nunca lo he visto
pelearse con otra persona por ideales, menos por algún tipo de resultado, de
las tantas elecciones que ha trabajado movilizando gente. Esa, es una cosa que
admiro de mi padre.
Pero por qué recuerdo a mi padre cuando se
trata de hablar de ideología, política y toda esa vaina que nos tiene tan
confrontados.
Lo
recuerdo, porque al salir a las calles de Caracas nada más que a observar, pude
ver con las lágrimas en mis ojos por el efecto del gas lacrimógeno a decenas de
miles de opositores marchar y protestar contra el gobierno del presidente Nicolás
Maduro, en multitudinarias movilizaciones que he venido presenciando por más de
74 días de rebelión , que han dejado un aproximado de 15.000 heridos, por metras, perdigones y otros asfixiados,
pero lo más preocupante y doloroso son los muertos, que hasta la fecha suman un
total de 90 personas según un registro extraoficial realizado por
Runrun.es hasta el 16 de junio. La versión oficial del Ministerio Público registra 67 personas fállecidas. Desde
esos alarmantes números de personas fallecidas, tanto militantes del mandatario
nacional como de la oposición pienso en todo lo que van regando los líderes
políticos del gobierno como de la oposición en todo este escenario, que para mi
preocupación no ha sido nada más que mierda; en otras palabras “leña al fuego”.
En la actualidad, Venezuela ha quedado partida en dos, por un lado una masa de partidarios del gobierno y por otro lado de la oposición; en Caracas van cerrando las calles por un lado los del este y más acá los del oeste, aunque para ser sincero la marchas y protestas por parte de la oposición cada vez se hace más ruda en la zona del oeste de la capital.
Los
líderes políticos venezolanos educan a sus partidarios igual que educan a sus
hijos (as): Claro, así obtienen militantes obedientes, que gruñan y peleen con
el que piense diferente a ellos, que sean como perros a merced de los quejidos
del amo, pero hasta acá nada había cambiado, ellos en la práctica no hacían más
gruñir, pero ahora, esto parece estar llegando a otro nivel, ya no solo
gruñen ahora también muerden y matan. Hasta este punto han llegado muchos
venezolanos, al punto de quemar vivo a una persona por pensar diferente; hecho
del cual los medios de comunicación hicieron un show, dejando de lado el valor,
la ética y el principio humano o sin ir muy lejos matar jóvenes en marchas
porque están exigiendo sus derechos, eso también, aunque suene un tanto
pretencioso es culpa de ellos y de toda esa mierda que van dejando.
El venezolano
de hoy sale a la calle a defensiva, vive en medio de un estrés, rencor y
digamos que ve lo que hace aquel que piensa diferente a él como nada, así sea
algo valioso para comunidad. Los más triste es que los hijos (as) de los venezolanos
de hoy están siendo educados bajo ese patrón; producto de un sistema infalible
para perder a una sociedad. Y estamos cada vez tocando fondo.
Lea también: ¿Diálogo en Venezuela? No, sociedad de sordos.
Lo que
más me llena de rabia, impotencia y dolor es saber que los líderes políticos en
Venezuela no están recogiendo su mierda, también me aturde el hecho de que
ningún medio de comunicación se plantee la mera posibilidad de concienciar a la
población venezolana de todo esto que nos vienen haciendo, sino que van más
bien jugando con la mierda, dejándola tranquila, esperando que llegue otro
venezolano y se la lleve pegada en la suela del zapato.
Como lamentablemente
hacen todos. Mientras que Maduro y Capriles (y demás líderes) van echando más
leña al fuego con comentarios en sus improvisados discursos y rueda de prensa.
En fin, me he quedado con las ganas de
disfrutar de un discurso que dé señales de diálogo, inclusión y respeto de
diferencias por parte de los líderes políticos venezolanos… Pero claro,
todavía hay tiempo, entonces esperemos. Mientras tanto, continuaré escuchando las conversaciones de mi padre con sus amigos.
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