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sábado, 26 de agosto de 2017

El país que Yo deseo


    La Venezuela que yo quiero, la que deseo  cada mañana, cada día y en cada comienzo, no está representada ni en la largas colas de los aeropuertos con venezolanos queriendo salir de su país ni  con las calles llenas de unos cuantos grupos vestidos de rojos imitando la “felicidad” , ni  muchos menos con la caras largas de esos  funcionarios públicos que asisten obligados a marchar para no perder su empleo, y así, puedo continuar con una larga lista de cosas que hoy ponen a una distancia gigantesca a esa Venezuela que quiero.


   En la patria que anhelo no debería haber tantos niños a merced de la calle. No se es indiferente ante un problema que debería preocuparnos a todo. En esta Venezuela no se debe ver como algo normal a infinidades de personas de todas las edades rebuscando en la basura, no sería gusto. Este país, que se me antoja con unas ansias  arrolladoras, es libre; libre de transitar, donde las palabras, ideas, y cada una de las diferencias se han respetadas. Ésta Venezuela soñada no conoce de escasez  y hambre, acá se habla de igualdad en oportunidades. Aquí no hay etiquetas, esas como “Chavistas” o “Escuálidos”, culpables ellas de tanta división entre hermanos.
   
   En esta  Venezuela no se obliga a nadie a pensar igual al otro, no se persigue o encierra por tener la idea de algo distinto, acá se deja libre la iniciativa de pensar diferente. Aquí se escucha y  respeta  las voces de millones de personas; esas que hoy están cargada de gratitud, de la lucha y el esfuerzo (aunque muchos no lo quieren entender).  
    
   Deseo un país donde la justicia social enunciada en empleo, es decir,  trabajo y para todos con un igual de oportunidades, donde todos puedan tener su casa para que cada quien disfrute de  su hogar tranquilo, comida en abundancia, donde  cada una de las personas pueda acceder a ella sin ningún tipo de problema, salud para que todos puedan gozar de una buena vida, educación, esta le dejo como primordial para el desarrollo de la vida, para que cada quien se presente según su tradición y pensamiento del mundo.

    En esa Venezuela nadie deja de lado  la libertad de disfrutar de un rico  amanecer, del dormir, del juego infantil, del paseo matutino, del deseo de salir hasta tarde, de caminar las plazas sin miedo,  acá nadie se conforma.

Esa es la Venezuela mía, la que quiero y por la que lucharé. 

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