“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios
5:17).
Yorman Gámez
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Imagen: perrosquemaullan |
Desde que el mundo
existe, se han observado un sinfín de cosas que causan impacto para algunos y
para otros lo ven normal, hagamos un “flashback” por la historia cristiana,
hace unos siglos atrás antes de Cristo, existió una ciudad llamada Babilonia,
el cual era una nación perversa, pervertida y llena de codicias, fornicaciones,
ambigüedades, vicios, herejías y todo lo que fuera abominable delante de los
ojos de Dios.
Dios tras detallar
tan innumerables aberraciones, y que el pueblo no quería escuchar su eminente
voz para que se arrepintieran de sus malos deseos y/o concupiscencias, Dios
decidió destruir el pequeño pueblo con llamas de fuego que descendía de su
poder por el cielo, donde murieron centenares de hombres, mujeres que cometían
atrocidades ajenas a la voluntad de Dios y niños quienes pagaron justos por
pecadores.
A partir de ese
momento, han pasado generaciones, eras y siglos que siguen cometiendo
infracciones diabólicas contra Dios. El hombre y la mujer por naturaleza tiene
una conducta muy viciosa y adictiva a los placeres de la vida, el sexo, el
alcohol, las drogas, la gula, la lujuria, la codicia, la avaricia, entre otros.
El ser humano,
cuando escucha de que existe un Dios, que hacía ver profecías y prodigios desde
tiempos muy remotos hasta la actualidad, el hombre le cuesta creer con
exactitud y por convicción que todas las historias planteadas en la biblia son
reales.
El mundo ofrece al
hombre y a la mujer, un sinfín de atrocidades, de codicias, de avaricias, de
herejías, etc etc; que por el cual el individuo es atraído, persuadido y
seducido a realizar, probar y convertir su afán en algo real. De igual forma,
cuando Dios toca el corazón del hombre (a) es para ser transformado, cambiado,
renovado y estructurado de una forma similar a una conducta espiritual y no
material.
Pero aun con todo
ese cambio, el ser humano sigue con mentalidad vana, pre juiciosa, mentirosa,
engañosa, perversa, etc, porque es su naturaleza humana, a pesar del proceso de
restauración y de confortación, el cristiano sigue apropiándose de los vicios
que ofrece el mundo, hay cristianos que aún juegan a la lotería y afirman que
no es perjudicial ni adictivo, otros juegan a los caballos para “ganarse un
dinerito extra”, otros se van a lo deportivo y se dirigen a las bancas a jugar
el juego de moda “el par ley” y finalmente el cristiano que aún cree en las
supersticiones como el “Kino Táchira”, etc.
Pero hay quienes
aseguran severamente haber padecido por años estos vicios que de una u otra
forma afectaron su vida personal, familiar, laboral y espiritual. Pero también
hay otras personas, que decidieron dejar todas estas atrocidades y juegos
paganos del mundo, por ser una nueva criatura; como lo afirma y argumenta
Pablo, Apóstol de Jesucristo quien muestra a la iglesia de Dios en Corintios lo
siguiente: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios 5:17).
Si aceptamos a
Cristo en nuestro corazón, como nuestro único señor y salvador personal, porque
después de 10, 20, 30, 40 o más años en el evangelio regresamos atrás con las
perversiones antes nombradas e incluso con abominaciones hasta peores, ¿Por qué
ocurre esto?, ¿será que nos cansamos de ser evangélicos?, ¿será que nos
cuestionan los amigos (a) del mundo por ser diferentes?, SOLO USTED MISMO SABE,
PORQUE COMETE ESTAS ACCIONES QUE VAN EN CONTRA A LA VOLUNTAD DE DIOS….
…Recuerde
el dicho “Chivo que se devuelve se desnuca”…
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