Últimamente a raíz de la situación que viven los venezolanos en los aspectos económicos, políticos y sociales, se ha visto paulatinamente el aumento de los niños (as) en situación de calle, de aquí recuerdo causalmente a los infantes de aquella película venezolana de mucho éxito “Huelepega”, estrenada en 1999. Filme que reflejó la realidad que vivían los chiquillos (as) para esa época, en donde vivir en Venezuela no era como vivir en un paraíso, maltratados por sus padres o simplemente abandonados buscaban refugio entre los delincuentes del barrio escapando de su entorno familiar, en dónde se encuentra con muchos chicos del lugar que viven en su misma situación e inhalan pegamento para evadirse. Para vivir necesitan meterse en el mundo del robo y para sobrevivir toman decisiones más peligrosas y encarando a sus mayores miedos de la mano de la delincuencia. Ese fue uno de los propósitos del rodaje, mostrar la realidad de los niños que estaban en situación de calle, como viven, que hacen, causas y consecuencias de su vida en la calle.
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Ese escenario parece que está volviendo a las calles caraqueñas, vemos con estupor a niños (as) y adolescentes que muestran las mismas características que los de aquella película: sus ansias por tener dinero, sucios, con ese tono de voz de “malandro”, esos combos de no más de 10 niños (as), su euforia por pedir dinero que pasa el límite de la amabilidad y desespero para convertirse en un robo. También suele verse ya en las noches en las calles, esquinas de panaderías, restaurantes, etcétera, contando el dinero recolectado en el día y, donde verlos pelearse por el asunto de la repartición del dinero es lo más sorprendente de esa vergonzosa y preocupante realidad.
Ahora bien, qué pasa con la Misión creada por el Ministerio del Poder Popular para la Participación y Protección Social, (MPS) y aprobada por el fallecido presidente Hugo Rafael Chávez Frías, en el año 2008. Misión: Niños y Niñas del Barrio. Propuesta en la que se trabaja con un sector de la sociedad que va desde los cero (0) años a los 18 años de edad, momento en que comienza la juventud. Esta se creó con la finalidad de disminuir los altos índices de niños en situación de riesgo y que se encuentren en la calle, donde es necesario resaltar , que en esta se supone que tenían como “prioridad a los niños que estén en situaciones de riesgos”, lo que en la actualidad no parece ser la urgencia para dar frente a esta situación, será que estás son sólo un armario de empleados (as) improductivos, o se trata de una completa ineficiencia en el establecimiento de prioridades con esta situación. Las razones pueden ser muchas, pero la realidad es una sola, esa que muestra con frialdad, angustia, miedos, delincuencia, perdición y muertes de los que en un mañana serán el relevo de nuestra sociedad.
En la coyuntura actual se observa mucha tranquilidad de parte del Gobierno y, ni hablar de los representantes de la Misión Niños y Niñas del Barrio, a los cuales parece no ser una urgencia sacar a estos de las calles y brindarle la rehabilitación necesaria para que puedan superarse. Por tal razón, cuando evidenciamos la realidad de estos pequeños, algunos ya en etapa de la pubertad en las calles de la Gran Caracas, sin descartar que ésta misma situación se esté presentando en otros Estados de Venezuela. La realidad de los mal llamados “hijos de la calle” ¡es triste! saber que viven al borde de un precipicio: robando, mendigando, siendo explotados, consumiendo drogas, víctimas de la prostitución y, por supuesto, viviendo en la calle, es para llenarse de gran preocupación e indignación por la falta de empeño del Gobierno para acabar esa situación.
En la actualidad habitualmente los niños que viven en la calle tienen familia y salen a trabajar, la mayoría están en la economía informal y son el apoyo de sus hogares. Gran parte de estos jóvenes tienen problemas de adicción y deberían ser sometidos a terapias de recuperación para sacarlos de ese vacío y oscuro mundo de las drogas.
Otra necesidad que también debería de ponernos los pelos de punta es que en la actualidad no se cuenta con programas de desintoxicación para estos y muchos casos son de adicción compulsiva, las cuales requieren medidas de protección internados en centro de rehabilitación.
La preocupación está en que estos chiquillos ponen en peligro su integridad personal al estar en las calles, en medio de una avenida, limpiando los parabrisas de desconocidos, ofreciendo flores o simplemente oliendo pega y robando en las calles. No es extraño, entonces, que veamos que esta situación se incremente ¡claro! si no vemos empeño de parte del Gobierno actual en establecer prioridades en relación a este tema, y más aún en designar funciones específicas a los representantes de la Misión que fue creada para disminuir esa realidad de los niños, niñas y adolescentes en situación de calle.
Realizado por: Neptalí Colina
Caracas, abril del 2016
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