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sábado, 29 de octubre de 2016

Inocencia y niñez, perdidas en las calles de mi Venezuela. ( Columnista invitado)

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Mario López 



“¡Venezuela no tiene alimentos en los anaqueles!, ¡Los remedios no se consiguen!, ¡Definitivamente esto se lo llevo quien lo trajo!”, expresiones como estas (y  muchas más) escucho constantemente mientras voy a la universidad, viajo en el metro o en la camionetica, mientras hablo con mis compañeros de clase y familia, y claro no puede faltar escucharlas mientras hago mi respectiva cola para comprar el pan de todos los días o algún producto de la cesta básica; pero más allá de escucharlas, e incluso decirlas, últimamente he pensado en ¿Quiénes son los más afectados? ¿Quiénes sufren en “carne viva” la situación del país?, y tenemos las respuestas frente a nuestras propias narices: NUESTROS NIÑOS Y NIÑAS.



Me impacto profundamente el caso del niño, de tan solo año y medio,  encontrado el pasado Domingo en Puerto Ordaz abandonado, sobre una caja y presentando un complejo cuadro de desnutrición, aunado a ello con parálisis cerebral. No tocaré el tema de los “padres” del infante (llamado “Jesús Domingo” por las familias del Hospital en donde se encuentra), ni tampoco  de la conciencia humana y caritativa de los vecinos y policías de la zona en donde lo hallaron (que por cierto queda poca, y es lo que en realidad está destruyendo al país), sino mas bien, de la repercusión de lo que está pasando en mi amada Venezuela, que ataca sin compasión a los más pequeños y desprotegidos. “Jesús Domingo” tal vez no llegue a cumplir si quiera los 5 años por culpa de un sistema que no se cansa de culpar a terceros, en vez de tomar las responsabilidades de sus errores. Este niño es producto de la falta de alimentos y escasez que azota al país, tal vez sus padres lo abandonaron porque no tenían como criarlo ni alimentarlo, y bajo su ignorancia creyeron que la mejor solución era abandonarlo con la esperanza de que alguien lo encontrara y tuviera en “mejor futuro” (no con esto los estoy justificando). Pero ¿en realidad existe un “mejor futuro” o un “futuro esperanzador” para estos niños?, porque sí, estoy seguro que este no es el único caso del país.

Otro producto de la “situación país” son los niños en situación de calle, que últimamente se han hecho más abundantes en las calles, avenidas, centros comerciales y pare usted de contar, pidiendo comida o dinero para alimentarse. Esta semana mientras estaba en mi respectiva cola para comprar el pan regulado cerca de la residencia en donde vivo en la Capital, observo con detenimiento a un par de niños (un varón y una hembra) de aproximadamente 6 o 7 años de edad,  que enseguida identifique como “niños de la calle” por sus ropas sucias y rotas, pero lo que más marcó y dolió fueron sus actitudes completamente fuera de su edad, se comportaban como personas adultas que estaban haciendo su cola para poder “comer” (tal vez su único alimento del día), y su comportamiento no era el más “estilizado” o de “clase”, habían aprendido que para poder sobrevivir y adaptarse a este país debían de comportarse de la manera más “malandrizada” posible. El corazón se me arrugo enseguida en tan solo ver sus caras llenas de niñez e inocencia, y pensar que estos pequeños nunca tuvieron o tendrán una infancia “normal” o “común”, como por suerte la tuve yo y muchos otros, que tal vez no asistan a la escuela o no tengan juguetes con los cuales ser creativos e imaginar su propio mundo de fantasía, que en lugar de estar viendo una comiquita por la tv o pintar por largas horas, están subsistiendo y resistiendo esta Venezuela del “siglo XXI”, que tal vez en un futuro no muy lejano, aquel par de niños cambien sus rostros de inocencia por un arma entre las manos para cometer robos, porque lamentablemente tienen que seguir sobreviviendo y adaptándose a “su” medio.

Mientras todo esto pasa en las ajetreadas calles de mi amada Venezuela, nuestros ineficaces “líderes políticos” siguen buscando a los responsables de la “guerra económica” o de la corrupción, los de la derecha acusan a los de la izquierda, y los oficialistas culpan a los opositores. Maduro culpa al presidente de la Polar por los alimentos, a la MUD por intento de golpe y manipulación del pueblo, y al imperio por querer tomar el mandato del país, por otro lado la oposición culpa al gobierno hasta porque llovió con sol y se mojaron  (que por cierto, a estas alturas no ha hecho nada desde que llego a la asamblea nacional más que pelear y discutir sin buscar solución alguna, mi opinión sincera), porque a decir verdad ambos polos buscan tener solo el poder para ellos, olvidándose del pueblo, y por obvias razones sin siquiera pensar en los niños.


Creo que el “revocatorio” que necesitamos va más allá de sacar a Maduro de la presidencia o tumbar por fin esta dictadura, que nuestra solución no es solo “ser” la mayoría en la asamblea o que ganemos las elecciones de gobernadores y alcaldes, creo que empezaremos a mejorar como sociedad, como estado y como país cuando dejemos de buscar al culpable y nos hagamos cargo nosotros mismos, cuando sobre toda necesidad pongamos primero a nuestros niños (sobre todo los que más lo necesitan) porque a final de cuentas ellos son “el futuro del país”. Cuando dejen de pelear unos con otros y empiecen a responder por los alimentos (no solo con bolsas “CLAP”), por los remedios, por las necesidades del venezolano y  por estos niños, empezaré a creer en cualquiera de los dos modelos políticos de mi país, mientras tanto seguiré viendo a cientos de “Jesús Domingo” y millones de niños que dejaron a un lado su niñez para sobrevivir, impotente sin poder hacer nada, porque no tengo el “poder” que algunos si tienen y no saben cómo manejarlo. 


“Un  poco de Misericordia hace el mundo menos frío y más justo” 
-Papa Francisco-    


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