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Neptalí Colina
¿Quién es perfecto? Cada
uno de nosotros tiene sus problemas así
que no te sientas mal o te menosprecies a ti misma/o, algún día empezaras a comprender que el no
tener problemas o situaciones complicadas o sueños por lograr que ameriten más de ti, te harán sentir vacío, así comprenderás que es
mejor reír ante las adversidades, ya culparse y desmotivarse es perder el
tiempo, además de la lanzarte a un sinfín de contrariedades, donde tus
pensamientos y miedos harán de tus sueños su mejor banquete.
En la vida todas las personas enfrentan su propia guerra, es que desde que uno nace empieza a luchar contra los miedos, pero es aquí donde uno de pequeño tiene más ventaja, no se rinde, se empeña, es terco, pero insiste hasta lograr conseguir dar los primeros pasos, sí esa puede ser perfectamente la guerra que inicialmente enfrentamos todos, nos caemos, raspamos nuestras rodillas, lloramos, intentamos y, a pesar de cansarnos muchísimas veces… ¡lo logramos! Primero gateamos y poco a poco nos empeñamos hasta que caminamos. Es así, vivimos a merced de las guerras que nos llevarán a ser quienes queramos. No es cuestión de leche, es la sonrisa y su poder de hacernos vivir los problemas sin muchos miedos. Volviendo al ejemplo de esa primera guerra que enfrentamos todos, el pequeño que anhela gatear y posteriormente caminar, es tan curioso y resiliente que el poder observar que a pesar de las caídas, raspones, moretones y palmaditas de los padres, nunca se rinde y, a pesar de las muchas veces que lloró e hizo su berrinche, nunca deja de dibujarse una sonrisa.
En la vida todas las personas enfrentan su propia guerra, es que desde que uno nace empieza a luchar contra los miedos, pero es aquí donde uno de pequeño tiene más ventaja, no se rinde, se empeña, es terco, pero insiste hasta lograr conseguir dar los primeros pasos, sí esa puede ser perfectamente la guerra que inicialmente enfrentamos todos, nos caemos, raspamos nuestras rodillas, lloramos, intentamos y, a pesar de cansarnos muchísimas veces… ¡lo logramos! Primero gateamos y poco a poco nos empeñamos hasta que caminamos. Es así, vivimos a merced de las guerras que nos llevarán a ser quienes queramos. No es cuestión de leche, es la sonrisa y su poder de hacernos vivir los problemas sin muchos miedos. Volviendo al ejemplo de esa primera guerra que enfrentamos todos, el pequeño que anhela gatear y posteriormente caminar, es tan curioso y resiliente que el poder observar que a pesar de las caídas, raspones, moretones y palmaditas de los padres, nunca se rinde y, a pesar de las muchas veces que lloró e hizo su berrinche, nunca deja de dibujarse una sonrisa.
El llanto no significa que eres débil,
significa que es te estás esforzando, cada vez que lloras estas drenando las
angustias, los miedos y sí también es una forma ideal de comprender que si
puedes, llorar te ayuda a llenarte de coraje
para seguir adelante. Muchos piensan que llorar es de gente débil, yo creo que
llorar es de gente que vive al máximo su vida.
La vida
es corta, quizás demasiado para algunos, por eso no sirve de nada quedarse
atascado en un problema. Si enfrentamos una tormenta vivámosla o como dice una
frase que leí hace poco “bailémosla” y seamos resilientes ante la tempestad,
porque si la vida es corta, imagínense si nos perdemos parte de ella esperando
que pase la tormenta.
Hace
poco comprendí que la vida consiste en un 10%
o 20% en lo que a uno le pasa y lo demás, ese 80% quizás menos o más para otras personas, en cómo una reacciona ante lo que nos pasa.
Claro, porque las cosas nos pasan y ya, pero luego seguimos viviendo,
enfrentando todo lo que nos pasa.
Parar
de sufrir o acomplejarte por el pasado y pensar solo y exclusivamente en el hoy
y mañana, ya de por si la vida es una ruleta rusa, donde pronto la maquina se
apaga y tu ticket se acaba y listo.
Reír con
los que te hacen feliz y dejar el miedo, rodearte de los que llenen tu
existencia de felicidad, de vida y sobre
todo de compañía.
A veces lo mejor no radica en crecer y
hacernos adulto, quizás lo ideal sea crecer sin dejar de lado a eso niño que
llevamos dentro, ese que nos permita empeñarnos, caernos pero también intentarlo
no uno ni dos veces, aquí se trata de intentarlo hasta lograrlo. Nunca dejemos
de sonreír, dibujemos todos los días
nuestra mejor sonrisa y disfrutemos del paisaje, aunque hayan tormentas, por último y no menos importante no olvidemos
a ese niño que todos llevamos dentro.
Antes de terminar quiero agradecer
infinitamente a una persona que amo con mi vida, un ser que me ha dado mucho
dentro de lo poco. Quizás necesite escribir un artículo dedicado a ella o tal
vez un libro y mis palabras no se acabarían. Esa persona es Gladys Teresa Ventura de Colina, mi mamá ¡te amo
madre! hice el escrito pensando en ti y en lo mucho que me has enseñado lo
importante que es sonreír ante los problemas. En en cada llamada que hago para
saber de ti, me enseñas esa gran lección. No todas las veces que te llamo estas
bien; lo sé, algunas veces no estás bien
de salud, otras quizás solo estas preocupada o en fin tantas adversidades que has enfrentado con una sonrisa y resiliencia que con tan solo escuchar su voz a
unos 284.0 km de distancia (aproximadamente) me llenan de fuerza. Sin ánimos de negarlo o poder ocultarlo, esa es mi mejor vitamina.
Vean este vídeo, a mí me encantó. Es justo lo que necesitas cuando crees perder todo o cuando te encuentras en medio de la tormenta.
EPA!: ¿Has leído todo el post? te invito a dejarme tu comentario acá bajo, dime que te pareció, cuéntame tus ideas, reflexiones y anécdotas sobre las cosas en las cuales trabajas día a día para superarte. También si te gustó puedes compartir en tus redes sociales favoritas.
hola gracias
ResponderEliminarDe nada. Gracias a ti por leer mi escrito. Saludos!
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